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Quedé con ella para encontrarnos al día siguiente en su departamento a las 7. Me recibió muy puntual, la noté un poco tímida o fue mi parecer. Nos saludamos de picos si mucha floritura. Estaba un poco sería, me imagino que es su forma de ser. Contarles que es una vieja de buen cuerpo, tetas naturales, bastante firmes y de buen aspecto. Tome la iniciativa de cogerla de la cintura y empezar a besarla, ahí ella me correspondio y nos besamos muy apasionadamente. Empece a quitarle el vestido, le quité el sostén le bese sus pechos que me excitaron bastante, levanté sus calzones le meti mis dedos en su panochita, que estaba calientica y apretadita. Me quité la ropa, le pedí que me la chupara. La verdad no es muy intensa, ni es de iniciativa. El sexo oral fue muy normal, nada del otro mundo. Algo que me gusto es que todo me pareció muy natural, no parecía nada fingido y exagerado, como me ha suscedido con otras viejas. Después la tiré a la cama y la cogí, primero encima de ella, por buen espacio de tiempo. Senti su panochita caliente, apretada y mojadita, como para no querer sacarlo nunca de ahí. Despúes le pedí que se montara, ella se movía mientas yo observaba sus pechos, los chupaba, los acariciaba, en fin no quería que se acabara ese encuentro, de verdad la forma en que coge, pago toda la cita, teniendo en cuenta su falta de iniciativa y lo poco satisfactorio que fue el sexo oral. Con la montada que me pegó terminé exhausto y satisfecho.